Hay una cosa que todos buscamos. Una fuerza que le gana al dinero, al poder o incluso a la razón, y que dictamina de forma cercana el tipo de persona en la que nos vamos convirtiendo. Y es el amor.
La semana pasada veíamos como se producían diferentes masacres en París a la revista Charlie Hebdo por un grupo de asaltantes que mataron a sangre fría a muchos de los redactores y dibujantes de la revista satírica y a miembros de la policía.
¿El motivo? unos dibujos sobre Mahoma, unos dibujos satíricos como bien lo es la revista que los hizo y publicó. Ya habían recibido algún ataque más por el mismo tema, pero lo de la semana pasada no fue una amenaza, fue un ataque contra nuestra libertad de expresión.
El mundo entero se ha reunido para apoyar de alguna manera a la revista y a todos aquellos asesinados a manos de estos dos criminales, y en París tuvo lugar una manifestación o marcha multitudinaria que albergó los millones de personas allí reunidas.
Uno de los sobrevivientes logró salir con vida al poder esconderse debajo de una mesa incluso escuchando la frase de "están todos muertos podemos irnos", creo que es una gran valentía lo que tiene ese hombre, como ver caer cuerpo a cuerpo a sus compañeros no le hizo paralizarse o gritar, porque yo, al menos estaría aterrorizada. Pero como él dijo, no hay que parar, no hay que acobardarnos por esto, todo ha sido un atentado, un atentado contra la libertad de expresión, y es que amigos por mucho amor que tengas a tu religión, creo que nada puede justificar este hecho atroz, esta masacre que ha dejado de luto a medio mundo y que nosotros los periodistas no debemos temer. Porque esta es nuestra arma, no las pistolas ni diferentes utensilios para matar, nuestras armas son los bolis, el papel, el ordenador o los diferentes medios, nuestra arma es nuestro pensamiento, nuestras palabras publicadas y creo señores que con ello no se hace daño, que vivimos en un mundo libre (o al menos eso pensamos), que podemos publicar lo que queramos por muy diferente que sea nuestra forma de pensar y no atacar por ello.
La semana pasada el mundo se tornó de luto, los periodistas nos sorprendimos una vez más, pero estoy segura de que seguiremos con nuestro trabajo le pese a quien le pese. Porque nadie tiene derecho a arrebatarle la vida a nadie, porque ninguna religión es motivo para matar, que al fin y al cabo es lo que han traído consigo las distintas religiones a lo largo de tantos años, guerras, interminables enfrentamientos, eso si, no todos son de la misma condición, abstenerse de generalizar es lo que necesita el mundo.
JE SUIS CHARLIE HEBDO