“Quien no
apuesta no gana”, quizá una de las frases o dichos más escuchados hoy en día, o
quizá solo una frase de ánimo para hacer algo que nuestra cobardía o miedo no
nos permite.
Se puede
aplicar a nuestro día a día, pero también a la política, profesión en las que
las mujeres, o como muchos opinan “el sexo débil”, quedan relegadas en la
mayoría de las veces.
El acceso de
la mujer a la política comenzó a finales del siglo XX, cuando las mujeres
ganaron la batalla por el derecho al voto. La igualdad de oportunidades para
las mujeres pasa por una participación y representación en los puestos de toma
de decisiones, y aunque el mundo y nuestra sociedad han ido avanzando poco a
poco, sabemos que las mujeres no intervienen en las decisiones políticas ni
acceden a cargos de poder en la misma forma que los hombres.
No me
olvidaré de señalar que la participación femenina en política se ha
incrementado, pues tenemos cientos de ejemplos de cargos que, más o menos
afines a ellas, son ocupados por mujeres, pero continúa siendo
desproporcionadamente baja. Seguimos a merced de decisiones políticas tomadas
por una mayoría de hombres.
Un buen
ejemplo de todo esto puede ser la elección de Sarah Palin(gobernadora de
Alaska) como vicepresidenta del partido Republicano de Estados Unidos. Hasta
hace relativamente bien poco se hacía raro ver como el país se podía dejar en
manos de una mujer, pensar que podía tomar las decisiones tan importantes como
las que acarrea la política era una idea disparatada y de locos. Así, el
partido Republicano de McCain cerca de unas elecciones vio la necesidad de
renovarse, de cambiar si quería seguir en cabeza y gobernando.
Partido
conservador, tradicional y familiar en el que se dudó por muchos que una mujer
pudiera ocupar tal cargo y al que tras las elecciones muchos achacaron la
victoria de Barack Obama a la elección de Sarah Palin como vicepresidenta.
Duele pensar
que una derrota sea relacionada en muchos casos por mentes cerradas con una
decisión así. No opino que esto sea así, de hecho opino que fue por la carencia
de acercamiento y comprensión de dicho partido, asunto que Obama a pesar de ser
nuevo en ello supo hacerlo y llevarlo durante toda la campaña. Creo fielmente
que es probable que existan barreras socioculturales fuertes sujetas a
condicionamientos históricos. Los prejuicios y estereotipos que arrastra la
sociedad de épocas anteriores asignan a
las mujeres responsabilidades entendidas como femeninas.
Sarah Palin,
mujer ultraconservadora, religiosa y familiar supo combinar todo ello, y a
pesar de la derrota creo que dejó ver cómo ese cambio era necesario, cómo la
figura de una mujer que fue cercana con los ciudadanos, comprensiva e
interesada por sus problemas ayudó a acortar la distancia de puntos entre Obama
y McCain, y generó una confianza que muchos de sus seguidores daban por
perdida.
La democracia
es un valor fundamental de los estados que requiere una participación y una
representación igual de los ciudadanos de ambos sexos en la toma de decisiones.
En este sentido, las mujeres todavía tenemos un largo camino por recorrer.
Así pues,
como dijo José Martí " Política es eso: el arte de ir levantando hasta la justicia la humanidad injusta; de conciliar la fiera egoísta con el ángel generoso; de favorecer y de armonizar para el bien general, y con miras a la virtud, los intereses."
Os invito a ver la película: "Game Change"
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